20 AÑOS SIN EL IDOLO

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Hoy se cumplen dos décadas de la muerte de Ayrton Senna en Imola y Henry recuerda su comienzo en el karting junto a quien sería su gran ídolo en el automovilismo. Un rival en pista que se convirtió en leyenda de la Formula 1.

 



Nelson Moyano | PRENSA HENRY MARTIN

Los corazones de todos los amantes del automovilismo se paralizaron ese mediodía del 1 de Mayo de 1994 cuando el Williams salió catapultado desde el paredón de la temible curva de Tamburello, en el circuito de Imola.

Las imágenes no eran alentadoras, Ayrton estaba inmóvil en el habitáculo y los movimientos tímidos de los primeros asistentes en llegar preocupaban. “Estaba viendo la carrera y cuando vi el golpe, y que Ayrton no se bajaba del auto, apague el televisor y esperé buenas noticias. Pero nunca llegaron. Al contrario, al rato me llamaron para contarme el desenlace triste” comentó Henry.

El sanjuanino compartió pista con Senna en sus primeros tiempos en el deporte. Ayrton, clase 60, y Henry del 65, se cruzaron por primera vez en 1979 en un sudamericano de karting en San Juan. Un año más tarde se volvieron a encontrar en el campeonato continental en Colonia, Uruguay, donde Ayrton fue campeón y Henry subcampeón. “Era un piloto muy talentoso y una persona muy tímida abajo del auto. Los tiempos del automovilismo eran muy diferentes. Tenía 19 años y recién se mostraba en el karting. Tenía una capacidad increíble, pero fundamentalmente tenía un hambre de victoria que no lo vi en ningún otro piloto en mi carrera. No soportaba tener un auto adelante. Los quería superar a todos”.

“Entablamos una buena relación. Había estado en mi casa en San Juan y nos cruzamos varias cartas. Incluso me mandó una tarjeta firmada por él para las fiestas de 1979. Pero la vida de cada uno nos distanció y perdí contacto. Si hay algo que me reprocho es eso, no haber recuperado el contacto. Pero las cosas se dieron así y quizás eso colaboró para que se transforme en mi gran ídolo en el automovilismo” dijo Henry.

Después de la competencia en Uruguay, Ayrton emprendió su carrera mundial, la relación se desvaneció, y a Henry le quedó una de las grandes joyas que le dio el deporte. Con gran esfuerzo, su familia compró el motor DAP que había utilizado el brasileño, con el que luego el sanjuanino saldría campeón argentino, un elemento que aún conserva como un trofeo irremplazable.

Querido adentro y afuera de la pista, con gestos de gran personalidad y de mayor humanismo, Ayrton se transformó en leyenda desde su muerte, algo que habla a las claras de lo que había generado en los amantes del automovilismo. “Como colega de Ayrton puedo decir que llevó la voz de los pilotos en una época muy difícil para los rebeldes como él, algo muy valorable para el ámbito en el que se movía. El duelo con Prost terminó de acercarlo a la gente, porque venció al poder y eso comenzó a constituirlo como ídolo. En mi caso, es mi referente por la manera de entender el deporte y el sentimiento de superación constante. Hoy es un día especial, lo recuerdo con mucho dolor a mi gran ídolo” concluyó Henry.



La tarjeta firmada por puño y letra de Ayrton que recibió Henry en diciembre de 1979

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